Descripción
Son nuestras plazas lugares públicos que solemos frecuentar. En ellas la vida vegetal y animal se entrecruza con la gente: las plantas nos ofrecen sus flores, las aves nos distraen con su canto y las personas se encuentran y dialogan. Pero hay algo más: existe un halo misterioso que las hace distintas a otros espacios de la ciudad. Si nos detenemos, si nos paramos, si dejamos que nuestra mente se abstraiga del contexto, de lo que se ve, podemos penetrar en el alma de la plaza, y ella misma se encargará de contarnos cuál es la realidad de su mundo. Déjate seducir, no te arrepentirás.
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